PREGUNTAS FRECUENTES

sobre la homeopatía

  • Con frecuencia tiene éxito en casos en los que otros tratamientos no han sido eficaces, y puede reducir la necesidad de tomar medicamentos convencionales y/o paliar sus efectos secundarios.
  • Se trata a la persona como un todo indivisible, y de manera personalizada.
  • El tratamiento va enfocado a corregir la verdadera causa de la enfermedad.
  • No provoca adicciones ni efectos secundarios.
  • No presenta interacciones con otros tratamientos.

Al ser una forma de tratamiento que potencia la capacidad del organismo para reequilibrarse, se puede usar en cualquier tipo de enfermedad.

Sin embargo, habrá casos en los que se podrá usar como tratamiento único o principal, y otros casos en los que habrá que combinarlo con otros tratamientos.

No puede sustituir a la cirugía cuando esté indicada, ni regenerar o reparar daños irreversibles en los órganos o tejidos.

También hay casos especialmente graves/urgentes en los que no hay tiempo de esperar a que el organismo responda al estímulo homeopático, y hay que recurrir a medidas más agresivas hasta que el paciente esté estabilizado.

Aun así, incluso en estos casos la homeopatía puede ser de ayuda como tratamiento complementario (para paliar los efectos secundarios de otros medicamentos o reducir la necesidad de los mismos, facilitar la recuperación de una cirugía, calmar la ansiedad…).

Por lo tanto, la homeopatía siempre puede ser de ayuda, sólo que habrá casos en los que se pueda utilizar como tratamiento exclusivo, y otros en los que sea un complemento a otro tipo de tratamientos.

Por su alto perfil de seguridad puede ser utilizado por cualquier persona, incluidos niños de todas las edades, mujeres embarazadas, ancianos y personas polimedicadas.

Sí, debido a que no presenta interacciones, puede combinarse sin peligro con otros medicamentos, suplementos, o modalidades de tratamiento.

En casos agudos puede ser sorprendentemente rápido.

En casos crónicos, lo habitual es que se precise un tratamiento más prolongado, ya que lo que se busca es resolver el problema de raíz en lugar de enmascarar los síntomas. No quiere decir que sea más lento, sino que buscamos una verdadera curación y eso requiere más tiempo. Normalmente la mejoría es progresiva a lo largo del tratamiento, hasta llegar a no requerir más medicación.

Son medicamentos elaborados en su mayoría a partir de sustancias naturales (de origen vegetal, animal o mineral). Se preparan con cantidades muy pequeñas de la sustancia original, utilizando un proceso de dilución y dinamización. Son de venta exclusiva en farmacias, sujetos a regulación como cualquier otro medicamento, y se presentan en varios formatos (gránulos, comprimidos, gotas, pomadas…).

Debido a la gran dilución del principio activo, carecen de toxicidad y de efectos secundarios propiamente dichos. Por el mismo motivo no crean adicción, no interfieren con otros medicamentos, y pueden ser utilizados en situaciones en las que puede estar contraindicado el uso de otros medicamentos más tóxicos (en bebés y niños pequeños, durante el embarazo, en personas mayores polimedicadas…).

Está muy extendida la idea de que son medicamentos caros, en parte porque al ser natural muchas veces la confunden con otro tipo de preparados que nada tienen que ver con la homeopatía.

Sin embargo, un tratamiento homeopático clásico, en el que se intenta, siempre que sea posible, utilizar un único medicamento que cubra el estado global de la persona, puede ser sorprendentemente económico en comparación con lo que cuestan los medicamentos convencionales.

Los remedios homeopáticos tienen una forma de preparación muy específica y regulada, y están considerados medicamentos, por lo que nunca los encontraremos en un herbolario, sólo en farmacias.

Las hierbas medicinales y productos similares, a pesar de ser naturales, actúan de forma parecida a la medicación convencional, en el sentido de que su acción es química e idéntica en todas las personas. Por el contrario, la homeopatía es individualizada a cada caso, y funciona estimulando los esfuerzos de curación del propio organismo de una forma más sutil.

Actualmente no existe una regulación específica sobre quién puede ejercer la homeopatía. Esto significa que cualquiera puede ofrecer sus servicios como homeópata.

Elegir a un homeópata que sea médico ofrece la garantía de que posee una formación adecuada como profesional sanitario, y por tanto:

  • Sabrá aconsejarte qué tipo de tratamiento es el mejor para tu caso, o incluso si conviene combinar la homeopatía con medicación convencional.
  • Tendrá la formación adecuada para interpretar diagnósticos previos, pruebas complementarias, tratamientos que estés tomando…
  • Tendrá la capacidad de sospechar y detectar precozmente enfermedades potencialmente graves o que escapen a su competencia, derivando al especialista cuando sea necesario.

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